Me convierto en perra Cap. 1

Continuaba comiendo de mi cuenco mientras mi macho me miraba orgulloso. El pienso (no voy a negarlo) no está tan horrible como parece, está muy duro pero mis nuevos dientes de perra recién formada estaban haciendo su trabajo muy bien. Después de terminar de comer el pienso me bebí casi toda el agua de mi cuenco pues me dejó sedienta. Al terminar me eché sobre mi nueva cama y mi macho se dispuso a comer. Yo lo miraba de reojo, estaba en un sueño, me daban ganas de ladrar, gimotear, correr… pero como perra, no como humana y eso me hacía muy feliz y mi macho lo notaba. Terminó de comer y se tumbó junto a mi lado mientras nos dábamos besos juntando nuestras lenguas.

No sé cuándo me quedé dormida acurrucada junto a mi macho pero algo estremeció mi cuerpo y me puso en alerta. Al entre abrir mis ojos pude ver la figura de mi macho entre mis piernas. Rápidamente reaccioné pues mi macho insaciable quería montar a su hembra para que le diera una camada de descendencia. Como buena perra me reincorporé  me puse a cuatro, no llevar ropa de humana agilizó el proceso. Mi macho me estremeció soltando un gruñido, por lo que de mi interior salió un sollozo canino y bajar la cabeza en muestra de sumisión. Danko se subió en mí con demasiada fuerza lo cual me hizo bajar más mi cuerpo empezaba con su inicio de cópula dando con la punta de su enorme miembro sobre todos los lados, hasta que un dolor insoportable recorrió mi cuerpo al sentir ese enorme miembro desgarrando mi ano. Él me penetraba firmemente con su cabeza apoyada en la parte superior de mi espalda, gruñía y jadeaba. Yo sentía claramente como mi ano se partía y como el pene de mi macho iba creciendo y desgarrando, sentía cada vez más tirantes las paredes de mi ano. Las lágrimas recorrían mis mejillas de humana, el dolor era insoportable pero debía aguantar por mi macho que parecía que buscaba mi quejido pues embestía con muchísima fuerza. Mi cuerpo temblaba de dolor,  no aguantaba más.

-Relaja por favor, mi ano todavía no está preparado – dije entre sollozos.

Mi macho se lo tomó muy mal pues mordió mi espalda haciéndome caer contra el suelo, tumbada y dolorida mi macho no tenía compasión y seguía desgarrándome el ano. Poco a poco mi ano fue adaptándose al pene de mi macho, pero el dolor era demasiado grande para que me diera placer, pero mi macho disfrutaba y eso era lo importante. Aguantaba mi macho más de lo normal o a mí el tiempo pasaba más despacio. Notaba como mi macho estaba a punto de llenarme mi ano pues su pene no dejaba de hincharse provocándome más dolor. Notaba como la bola intentaba entrar en mi ano y no podía: Menos mal, pensaba yo no aguataría tal dolor. Noté como mi macho descargaba trallazo tras trallazo de semen inundando cada rincón de mí ya partido y escocido ano. Para mí fue un alivio, mi macho me había llenado y por lo menos tendría un tiempo para recuperar mi dolorido ano, o eso pensaba yo.

Sacó su pene de mi ano y noté como su semen escurría por mis muslos con un poco de tinte rojo, mi macho me había roto el ano, pero yo, fiel a mi posición me puse en cuatro, metí la cabeza entre sus piernas y empecé a limpiar su enorme pene con la lengua, desde los testículos hasta la punta de su pene  que todavía escurría pequeñas gotas de su dulce néctar. Que delicia, que perra me sentía pese al dolor, quería más, quería que me preñase, quería que me convirtiese en la mamá de sus cachorros y se me notaba. La limpieza pasó a ser una mamada, me metía la funda que ya escondía su pene en la boca, lo apretaba con mis labios y lo lamía, que delicia. Bajaba por su funda hasta sus testículos y me los metía en la boca lamiéndolos. Mi macho se dejaba hacer, parecía que quería, estaba jadeando con la lengua fuera soltando babas que goteaban al suelo y me llamaban a limpiarlas del suelo con mi lengua. Su pene salió de su funda, él estaba listo y su perra sumisa deseaba sentirlo dentro, sabía que estaba mal, no debo buscarlo, él debe elegir el momento en montar a su perra y yo estar dispuesta para él, pero el ansia de darle cachorros me podía, o al menos imaginarlo.

Mi macho ladró, era la señal, me fui a cuatro delante suya, me puse en posición y recé para que acertara en mi vagina. Mi macho no tardo en subirse pero nada más subirse se bajaba, creo que no se decidía por donde entrar en Mí. Yo sumisamente esperando a que mi macho se decidiera. Mi macho se arrimó y esta vez fue más decidido, de una embestida me hizo gemir, notando como hincaba sus ñas desgarrando mi fina piel de los costados y al notar más agitado a mi macho que embestía sin compasión, un gemido de deseo más que de placer broto de mí, deseaba a mi macho, tenerlo dentro anudado en mí, ser uno y que descargara en mi todo su descendencia.

Sentía como llegaba hasta lo más hondo de mí, seguían sus embestidas sin compasión al igual que mis gemidos retumbando en cada rincón de la casa. Mi macho seguía en su esfuerzo de dejarme preñada, yo, deseosa de que lo hiciera me venía una detrás de otra empapando el suelo con mis flujos, hasta que, el nudo de mi macho me hizo prepararme para que mi óvulo recibiese la tan ansiada descendencia de mi macho. Noté como mi macho, jadeando sobre mi espalda, cayendo sus babas sobre mí, empezó a llenarme con su dulce néctar llegando hasta lo más hondo de mí.

Estuvimos pegados como 20 minutos, mi macho se portó y no tiraba, estuvimos quietos, no sé qué pensaría mi macho, yo solo pensaba en cómo sería nuestra descendencia, hasta que el clásico “plof” nos separó. Como buena perra volví a meter mi cabeza entre las patas de mi macho y le limpié a lametones su pene, dejándolo limpio para que volviese a su funda. Yo como buena perra limpié todo lo que derramamos al suelo con la lengua, con algunas arcadas, pero dejándolo sin rastro de nuestros jugos o las babas de mi macho. Volví a nuestra cama y recostándome en posición fetal, acariciaba mi abdomen pensando cómo iba a ser lo que venía dentro de mí.

 

Muchas gracias por leerme. Besos

Mi amante cánido parte 5

Fue un día dentro de lo normal, desayuné con mi macho, por supuesto él antes que yo y empecé a hacer mis quehaceres. Mientras estaba en la cocina, se me vino a la cabeza “si él es mi macho… ¿por qué no convertirme en una verdadera perra? Con su collar, a cuatro dispuesta a ser montada por su macho a placer. Estuve pensando toda la mañana en eso, me daba morbo, pero a la vez me veía ridícula, pues me iba a sentir estúpida, sé que soy humana pero deseaba ser perra, su perra. Pero no sé mis queridos lectores, podía estar siendo ridícula pero llegados a este punto que traspasé varias líneas que la sociedad marca como rojas, ¿por qué parar ahora?, es decir, no sólo perdí la autoridad de para-con mi perro, si no que él manda sobre mí, y va más allá me monta cual una perra más, como si me viera como igual pero con su jerarquía, obviamente él el alfa y yo su perra, su objeto, su esclava sexual, y si es así así tendría que ser pienso yo.

Sinceramente me armé de valor, si se puede llamar así, pues aun sabiendo que iba a ser una compra normal para una “mascota”, esa mascota iba a ser yo. Salí de casa a una tienda que hay en la ciudad muy grande que venden de todo para mascotas, compré una cama de perros grande, un collar rojo con brillantes que ponía Samy (mi nombre en diminutivo), galletas para perros, comida, un cuenco para el agua y otro para la comida con mi nombre de perra. Llegué a casa y Danko se abalanzó sobre mí al verme como siempre y yo, dejando la compra en la entrada le correspondí devolviéndole los besos y lametones en la lengua. La verdad que al ver a mi macho así me encendió pero debía contrólame pues mi macho debía, si él deseaba, poseer a su perra, pero su perra de verdad, no su dueña puesta a cuatro. Pues en la intimidad, dentro de lo que sería mi vida cotidiana, sería una perra más, juguetes, tumbarme en la cama, comida y bebida en cuenco… y cuando él quisiera sexo al más estilo animal.

Me preparé mentalmente si de verdad iba a dar ese paso, si de verdad estaba preparada, muchos lectores pensaréis que es una tontería pero para mí no lo era pues por momentos iba a dejar de ser “humana” pasa ser totalmente una perra. Al fin me convencí de dar el paso, me desnudé, preparé mi cuenco con mi comida y mi agua y ya de paso serví a mi macho, él me miraba extraño pero contento. Me desvestí, me puse mi collar y tras mirarme por última vez a “aquella humana en el espejo”  me puse a cuatro y fui así al salón. Os tengo que contar que me sentía ridícula pero a la vez orgulloso y excitada, así pues fui a reencontrarme con mi macho.

Él me miró raro, con curiosidad pero extrañado, poco a poco fui acercándome a él, a cuatro hasta estar frente a frente y mirarle y verme reflejada en sus pupilas, me veía bien y creo que él una vez entendido el mensaje también le gustaba. Me sorprendí cuando se puso detrás de mí y empezó a olfatear mi ano, como hacen entre ellos, así pues yo comencé a hacer lo mismo. Esa posición de ambos haciendo un circulo, viéndome como una más me empezó a gustar, que gustar a excitarme y él rápidamente lo notó, subí un poco mi pelvis para que oliera mejor mi ano pero mi cuerpo se estremeció al sentir un lengüetazo en mi sexo, que sensación, luego de la primera no paro y cada vez más rápido y extensas lamidas iban desde mi ano hasta mi sexo, me encontraba en la gloria, como perra. Mi corazón se aceleró igual que me respiración, notaba como me estaba encendiendo a marchas forzadas y estaba a punto de venirme en la lengua de mi macho. Empecé a sentir que mi mente me abandonaba en un éxtasis de placer mientras mi cuerpo se preparaba entre gimoteos míos para dar mi dulce néctar a mi macho. Así pues le agradecí tremendo oral con mis jugos que caían a chorros sobre mi macho y el suelo. Danko empezó a buscarme para montarme así pues no le iba a negar a mi macho. Me acomode lo más arriba posible, ni bien se subió encima de mi buscando penetrarme embistió fuertemente y me la metió toda de un solo empujón, llore de placer al sentirla toda dentro de mí, la baba de Danko caía sobre mi nuca y su mimbro caliente entraba y salía de mi interior rápidamente mientras clavaba sus uñas a mi costado y desgarraba mi piel, era su perra y lo seria por el resto de mis días. Mi macho estuvo bombeando contra mi sexo fuertemente, marcando su posición mientras yo sentía mi vagina arder de placer, mientras yo explotaba de orgasmo entre orgasmo al verme allí con mi collar en el cuello, siendo tratada como una de ellos y siendo cogida fuertemente por mi macho hasta que noté un fuerte dolor cuando su bola se incrustó a la entrada de mi vagina seguido de enormes chorros de semen que imaginaba que iban camino de buscar un ovulo para fecundarlo y poder dar descendencia a mi macho producto de aquel amor prohibido. Danko pasó una pata por encima de mi espalda chorreante de su baba y quedamos pegados culo con culo. Intentaba zafarse de mi tirando lo cual me producía más dolor pero de mí no salía ni el más mínimo hilo de voz de queja, hasta que sonó el “plof” y chorros de nuestro jugos caían de mi sexo. Me acerqué a mi macho a cuatro y metiendo mi cabeza debajo de él comencé a limpiar su enorme pene con mi lengua mientras que él hacía lo mismo con mi vagina. Me quedé extrañada pues nunca lo había hecho, pero el placer fue tanto que me volví a venir con su lengua en mi vagina y su pene en mi boca. Al terminar de limpiarnos fui a beber agua a mi cuenco ya que estaba extasiada, y después de eso comí como pude de mi cuenco mientras mi macho me miraba orgulloso de lo que había conseguido, convertir a su ama en su perra.

 

 

Muchas gracias por leerme, dependiendo de vosotros continuaré esta serie o la dejaré aquí.

besos

Me follo al amigo de mi hijo parte 2

 

A la mañana siguiente me desperté a las 7 de la mañana cuando los rayos de Sol empezaron a inundar mi habitación. Mi felicidad fue al saborear mi boca y saborear de nuevo lo poco que quedaba del sabor tan agradable que Gorka me había proporcionado. Me levanté y la casa estaba en silencio como si no tuviera visita, me asomé a la habitación de mi hijo y estaba dormido como un troco, después miré la habitación de invitados y Gorka también estaba en los mundos de Morfeo. Tuve el pensamiento de pasar y que me cogiera de nuevo, pero no podía arriesgarme a que mi hijo se despertara y escuchara a su madre gemir cual perra en celo empalada por el miembro descomunal de su amigo. Procedí a retirarme pero una voz ronca de recién despertado salió del fondo de la habitación:

- Buenos días, veo que viniste a por más – dijo Gorka desde su cama

+ No, no solo vine a ver si estabas bien, siempre lo hago – Dije desde el quicio de la puerta

- Pues estoy bien, pero si vienes estaré mejor – Dijo con una carcajada

+ No, no podemos, como se levante mi hijo no quiero que vea a su madre insertada por su mejor amigo – Dije mientras controlaba mi impulso de ir y que me diera semejante cogida.

- Se buena  y ven a satisfacerme anda – me dijo en tono viril y dominante.

+ Pero no podemos hacer mucho ruido – le dije entrando en la habitación cerrando la puerta, quitándome la ropa y metiéndome en la cama.

Él se sacó los calzones y se destapó:

- Venga ve a darle los buenos días a mi polla como se merece – me dijo colocándose más en el centro de la cama

Me coloqué entre sus piernas, su pene aún estaba flácido, lo agarré con mi mano, empecé a masturbarlo para que se fuera despertando, lentamente, mi cabeza decía “rápido, tu hijo” mi deseo me decía “qué más da, disfruta de esta bendición”. El deseo pudo a lógica así pues no dudé y empecé a lamérsela cual perra en celo, no pudo evitar soltar un suspiro, no dejaba de lamérsela y de metérmela casi entera en mi boca, de lamerle sus testículos, sabia a gloria y su pene ya estaba dura como una piedra. Comencé a mamársela cada vez más deprisa, con más fuerza, sobándole los testículos y agarrando su verga con mis dos manos para poder chupársela mejor, rodeando su capullo con mi lengua, deseando que me cogiera ya, mi vagina gritaba y soltaba flujos pidiendo que fuera penetrada:

+ Gorka por dios, hazme tuya, no puedo esperar más voy a explotar – le dije entre lamida y lamida.

- Pues venga perra, móntate sobre mi polla y disfruta del empalamiento – me dijo entre gemidos.

No lo dudé, solté su pene y me puse de cuclillas, con mi mano derecha guie su pene hacia la entrada de mi deseosa y chorreante vagina. De una dejé caer mi cuerpo soltando un tremendo gemido de placer al sentir ese trozo de carne abriéndose paso por mi vagina y rebotando contra lo más hondo de mi vagina. Empecé a cabalgar, haciendo sentadillas, sacándola casi entera de mi vagina y dejando caer mi peso sobre ella, pero esta vez tapándome yo misma la boca pues no podía gemir fuerte ya que mi hijo podía oír a su madre gemir como perra, mientras Gorka estiraba y retorcía con fuerza mis pezones dándome mucho más placer. Dejé de cabalgar de esa manera pues las piernas me temblaban de placer, notaba que tras orgasmo mi vagina pedía más y más, así pues, estiré mis piernas hacia la almohada y mi cuerpo hacia atrás, haciendo pequeños círculos con mi cadera mientras me masturbaba el clítoris. Dios que placer sentía, y el cabrón no se venía aunque yo no quería parar pues estaba en la gloria. Cambié de posición una especie de misionero pero yo encima. Gorka agarró mis nalgas con fuerza y empezó a hacer fuertes penetraciones mientras nos besábamos, al menos yo para ahogar los chillidos que iba a soltar. Empezó a darme más fuerte, más rápido, con mucha más intensidad, hasta que paró de pronto y noté como fuertes trallazos de semen inundaban mi vagina. Caí rendida después de bastantes orgasmos, al sacarme el pene de Gorka y tumbarme a su lado, notaba como nuestras corridas se juntaban en mi vagina y caían por mis muslos en forma de hilillo, hasta que caí en la cuenta.

+ Gorka… te corriste dentro – dije con la cara pálida

- No creo que por una vez te deje preñada – respondió calmándome

+ Bueno, pero no lo hagas más, te pondrás condón – Dije pensando “debo comprar la píldora”

- Ya iremos viendo, pero ahora sal y haznos el desayuno perra – me dijo con autoridad

Así pues me vestí, me escurrí en el baño y fui a hacer el desayuno, no sin antes mirar que mi hijo seguía dormido, lo cual me tranquilizó.

 

Muchas gracias por leerme, espero que os guste, os leo en los comentarios.

Besos

Mi amante cánido 4 (relato corto)

 

Me desperté, un dolor en mi ano me recordó la noche anterior, era un escozor muy fuerte, me levanté  y al sentarme en la cama el dolor se hizo más profundo.

Danko al oírme vino raudo y se subió a la cama, empezó a jadear y ya sabía que era la señal de que quería montar a su hembra, y qué perra iba a ser yo si me niego a mi alfa, pues una perra estúpida que no sabe su lugar y eso decepcionaría a mi macho y eso no podía pasar.

Empecé a acariciarlo y cuando llegue a su funda que cubre su pene lo empecé a masturbar y empezó a sacar su verga una puntita roja que asomaba y que dentro de poco iba a estar llenándome la vagina para demostrar mi posición. Empecé a chupársela me la metía y sacaba de la boca, la besaba, la chupaba, la deslizaba por sobre mis labios, la retenía por un largo rato adentro, jugando con ella, absorbiendo el presemen que ya comenzaba a brotar el cual recogía deliciosamente.

Luego de masturbarlo un rato me dispuse a desnudarme y estando ya desnuda, se acercó a mí aun cuando mi ano seguía gritando de dolor, mi vagina ya mojada invitó a mi macho a lamer y eso como siempre me causo una sensación que muy raramente siento, solo con él. Estuvo un buen rato lamiendo mientras yo estaba tumbada abierta de piernas entre orgasmo y orgasmo. Danko paró y ladró, lo cual entendí que era la señal para montarme. Me puse en cuatro y mi macho se dispuso a tomar posesión de su perra, yo, sinceramente rezaba que fuera vaginal, pues mi pobre ano no aguantaría otro esfuerzo como la noche anterior, la verdad no podía arriesgarme. Guie con mi mano le acerco la punta de su pene a la entrada de mi chorreante vagina y no tardo en encontrar el camino pues a la primera me metió toda su pene hasta lo más adentro de mi vagina. Empezó con sus movimientos de copulación, rápidos y contundentes. Yo ya acostumbrada a su pene canino aguante en 4 patas como buena perra y disfrutando de cada embestida de mi alfa y cada marca de sus uñas en mi costillas ya marcadas. Sus movimientos cada vez fue más desenfrenados como fuera de sí, notando como sus babas caían sobre mi nuca, yo extasiada por la cogida tan inesperada como deliciosa, apoyando mi cabeza sobre la almohada, inundando la habitación con mis chillidos de placer hasta que se dejó de mover, notando como su semen llenada cada cavidad de mi vagina junto con un orgasmo que me recorrió desde los pelos hasta los talones. Cruzó una pata para quedarnos cola con cola con dos amantes cánidos saciándonos nuestras necesidades

Así estuvimos como 25 min anudados hasta que empezó a tirar en sentido contrario, tratando de zafarse, haciéndome venir pero con dolor y fue así que uno de sus intentos, tiró y salió un ploppp  siguiendo un chorro de puro semen canino combinados con mis flujos venidos de los orgasmos que tuve, que no fue tan intenso pero ve vine. Danko se quedó parado sentado, como pude me incorporé mientras notaba como mi flujo mezclado con el semen de mi macho caía por mis muslos. Empecé a lamer el pene de mi macho limpiándolo de mis flujos y su semen, el cual me volvía loca y así como terminé de limpiarle, se fue al salón. Yo me puse de pie, ya no recordaba ni el dolor de mi ano, fui a bañarme y desayunamos juntos cual pareja feliz.

 


Me follo al amigo de mi hijo

Era un jueves y recién por la mañana sonó mi teléfono:

+ ¿Sí?, Quién es? - dije descolgando el fijo

- Hola mamá, te llamo para preguntarte si puede venir Gorka a casa este fin de semana

+Claro hijo, no hay problema, prepararé la habitación de invitados - contesté

- Gracias má, mañana a la hora de comer estaremos por allí.

Nos despedimos y me puse a limpiar la casa, salí a comprar dada la nueva visita y preparé la habitación de invitados.

Al día siguiente a eso de las 13:30 llegaron mi hijo y Gorka, era un chaval media 1.80 y pico, piel morena, ojos verdes penetrantes a contraste de su piel, pelo corto de color castaño y un buen físico de gimnasio cuidado. Nos hicimos las educadas presentaciones, era tímido pero pronto se acomodó y se empezó a soltar:

+ Y... ¿Qué tenéis pensado hacer? - pregunté mirando a Gorka

- pues la verdad es que solo queríamos desconectar de la Universidad, se acercan los finales y queríamos tranquilidad, entonces su hijo me contó de este sitio que era muy tranquilo y bueno aquí estamos - me contestó sonriendo

+ Aquí se vive muy bien, nos conocemos casi todos y tenéis el monte para andar y por dios trátame de tu no soy tan mayor - contesté mirándole y sintiendo.

Al rato de tener una conversación amena con los dos preguntando por lo típico de los estudios y demás serví la mesa y nos pusimos a comer y después con el café después de la comida vimos un rato la TV los tres.

La tarde transcurría amena, viendo la tele, charlando, riendo... lo típico para que una visita esté cómoda. Mirando de reojo a Gorka veía que no paraba de mirarme las piernas, yo andaba con un vestido playero pues hacia buena temperatura, no sé si por el morbo, o por qué no decirlo, Gorka estaba bueno, disimuladamente abrí mis piernas para que viera más allá de mis rodillas. Noté su mirada penetrante intentando ver más allá de lo que podía mostrar pues mi hijo estaba allá y no podía sacar todas mis armas. Allí estábamos disimulando ante mi hijo, él mirando de reojo y yo buscando posiciones para darle a ver. Todo cambió en un segundo pues mi hijo se levantó para ir al baño, en ese momento aproveché para apostarlo todo, me puse de frente a él, abrí bien las piernas y me levanté el vestido, me saqué las bragas y se las lancé, se quedó de piedra, no podía imaginarse y yo tampoco lo que acababa de hacer, me levanté el vestido para que viera mi vagina rasurada y le dije en voz baja:

- si quieres disfrutar de mi esta noche mi cama y yo te esperaremos, guarda las bragas y quedatelas -dije sentándome y volviendo a mi posición inicial.

No dijo nada, se guardó las bragas y a los segundo mi hijo volvió, la tarde transcurría como antes, miradas, provocaciones... pero con mi vagina chorreando.

Bueno llegó el momento, la noche. La verdad estaba nerviosa, no se si Gorka estaba jugando conmigo o de verdad iría a mi habitación a por mi cuerpo y me enseñaría como es un buen macho. Un sonido de pisadas suaves rompe el silencio de la noche, mi cuerpo reacciona, un escalofrío recorre mi cuerpo, un nerviosismo me inunda. La puerta de mi habitación se abre un poco y acto seguido se cierra despacio, alcanzo a encender la luz y ahí estaba Gorka, con una sonrisa mirándome con deseo:

-Al final viniste - dije pícaramente mientras abría la sábana dejándole ver mi cuerpo desnudo.

+ Como iba a desaprovechar esta ocasión dijo desnudándose mientras me comía con la mirada.

Por fin pude contemplar semejante cuerpo desnudo, moldeado por los dioses, tonificado cada músculo de su cuerpo y sorpresa para mi, un trozo de carne de unos 18 cm en reposo venía hacia mi cama, no pude esconderlo, mi cara de asombro lo decía todo:

+ Qué, te gusta lo que ves? - me dijo metiéndose en la cama

No contesté, las ganas de acariciar ese cuerpo me pudieron, empecé a pasar suavemente mis manos por sus pectorales duros como rocas, quería disfrutar de cada músculo, me coloque encima de él, empecé a besar su cuerpo desnudo, bajando poco a poco y disfrutando cada beso que le hacía. Llegué hasta ese enorme trozo de carne, lo agarré con la mano y me llevé su gorda cabeza a la boca. Empecé a repasar su cabezota con mi lengua y noté como empezó a ensanchar y a ponerse dura. Paré y la contemplé erecta, ¡VAYA POLLA! unos 25cm o más, mis ojos se salían de las órbitas contemplando semejante monstruo, nunca la había visto tan grande y ahora la iba a disfrutar de lo lindo. Empecé a lamerme los testículos con lamento es cual perra. Me metía un testículo en la boca lo repasaba y me metía el otro una y otra vez. Gorka no decía nada, solo suspiraba y me acariciaba la cabeza. Me dispuse a comenzar con aquel enorme trozo de carne. Lamí su pene por todas partes sólo utilizando mi lengua y de cuando en cuando los labios pero sin tragarmela, luego bajé el prepucio hacia atrás para dejar descubierto la cabezota, y con la punta de la lengua lamí las gotas del presemen que se había formado en la punta de su pene. En ese momento abrí la boca y fuí introduciendo todo lo que pude de su miembro, una vez que estuvo dentro cerré mis labios, Y ahí comencé el vaiven lentemente hasta la cabeza, repitiendo el movimiento.

Sus manos apretaban mi cabeza contra su pene. Y toda esta situación de estar tragándome el miembro de un tipo al que por pocas horas era todo un desconocido para mi, me excitó más y ya no era el vaivén lento y suave, comencé a tragarmelo, me gustaba su sabor.

Ya era una verdadera mamada y no sé Gorka no gritaba, ya que yo estaba tan caliente que le hacia de todo a esa verga con mi lengua y mis labios, me refregaba por toda la cara, me la volvía a tragar, la lamía, la chupaba, me la tragaba nuevamente, la sacaba. Era toda mía pero todavía no quería que me diese el premio final.

Me saqué el pene de la boca y me puse de cuclillas llevando el pene a la entrada de mi chorreante vagina, de a poco iba bajando por semejante pene, pero ahí perdí el control. Gorka me agarró de los hombros e hizo fuerza para que cayera sobre su pene, un dolor y escalofrío de placer recorrió mi cuerpo, notaba mi vagina llena de semejante pene. Gorka me agarró de las nalgas y empezó a mover mi cuerpo de arriba a abajo sin esfuerzo, bendito gimnasio, pensé. Empezó a realizar fuertes estocadas con movimientos de cadera, mi cuerpo se deleitaba notando como llegaba hasta lo más hondo de mi vagina. Mis senos rebotaban bruscamente ante salvajadas penetraciones. Estaba en la gloria del dolor y placer. Inconscientemente arqueé la espalda pues un orgasmo estaba formándose dentro de mi ser y cual estallido empecé a notar como grandes chorros de mis jugos comenzaron a salir de mi vagina, un orgasmo tremendo, me daban ganas de chillar, de que me oigan de tal tremenda follada que mee estaba dando, pero sabia que no podía pues una de mis manos tapaba mi boca para que no saliera sonido fuerte y no alertar a mi hijo.

Gorka siguió con los vaivenes de las fuertes estocadas, el bufaba cual felino en celo, yo de orgasmo en orgasmo, mi cuerpo estaba fuera de sí, estaba en el cielo del placer, y quería culminar.

Ahora m tocaba a mí controlar la situación. Empecé a subir y bajar por semejante pene, me lo sacaba hasta la mitad y me dejaba caer, notaba como ese pene llenaba más y más mi vagina, notaba sus venas, sus palpitaciones...

No, no aguanto me voy a correr - me dijo entre jadeos.

Mi cerebro reaccionó rápido, NO SE HABíA PUESTO EL CONDÓN, no podía correr el riesgo. Rápidamente saqué su pene de mi vagina y me metí su enorme cabeza en la boca. A los segundos noté como grandes trayazos de semen llenaban mi boca. Tragué todo lo que entró, sin desperdiciar gota alguna, sabía muy rico, dulce incluso, me deleité con su sabor y limpiando tremendo pene. Cuando terminé de limpiarlo nos fundimos en un beso. Terminamos aquella noche haciéndolo una vez más y con un "mañana volveré" cuando salía de mi habitación.

Esa noche recuerdo que dormí como hacías tiempo que no dormía, con el sabor de su semen en mi boca, con mi vagina con abundante flujo saliendo y con las piernas temblando de tan tremendo pene y cogidas.

Mi amante cánido 3

 Llegué a casa con Danko, notaba como nuestros flujos continuaban cayendo de mi vagina por mis piernas, era algo muy especial para mí pues sentía la semilla de mi macho en el interior de mi vagina goteando hacia el exterior. Solté a Danko nada más entrar en casa y acto seguido metió su hocico entre mis piernas:

+ Danko mi amor, espérate que te prepararé algo rico está vez - le dije acariciando su cabeza.

Rauda fui a mi habitación, Danko me seguía y entramos en la habitación, Danko todo el rato le buscaba pero yo quería hacer gozar a mi macho como nunca. Me desnudé y me subí a la cama, él nada más verme subió a la cama y se quedó parado como esperando a ver qué hacía. Como pude le tumbé en la cama panza arriba y empecé a besar su panza. Poco a poco fui bajando hasta llegar a su pene que todavía estaba enfundado. Empecé a lamer la funda recorriéndola entera hasta llegar a sus testículos, los cuales me metí en la boca y empecé a jugar con ellos con mi lengua. Parecía que le encantaba pues no paraba de menear el rabo y la punta empezó a asomarse. Seguí con sus testículos en mi boca saboreandolos mientras los repasaba con la lengua. Subí hasta su pene lamiendo cada centímetro de su funda hasta llegar a la punta que asomaba, empecé a lamer. Metí la punta en mi boca, y empecé ha hacerle una buena mamada a mi macho mientras le masajeaba los testículos. Su pene reacción y salió entero de su funda, aproveché para seguir con la mamada mientras me metía todo su pene en las boca, me costaba, no voy a mentir, variadas aceradas me venían pero yo seguía y aguantaba para darle el mayor placer a mi macho. Continué haciendo movimientos con mi boca sacandomela casi entera y trangadomela entera. Danko estaba quieto, no hacía nada, se le veía disfrutar pues solo jadeaba y eso me ponía a mil. Empecé a mover mi boca rápidamente, estaba tan excitada que el placer gobernaba mi cuerpo, no era Samara, era una perra en celo dando placer a mi macho alfa. Danko hizo un movimiento rápido con la cadera lo cual produjo que su pene se incrustara en mi boca mientras esta se llenaba del dulce néctar de mi macho y veía como su bola salía, la cual después de tragarme tan delicioso fluido aproveché para introducirlo en mi boca. Se sentía raro, el sabor de bola no lo puedo describir pero ya os digo que placentero era y mucho, mi vagina producía flujo a montón. Notaba los latidos del corazón de mi macho en mi boca y eso me volvía loca, quería que me montara, pero quería que terminara el oral (se le bajara la bola) y entonces ahí sí que coja a esta perra en celo. Pasaron 10 minutos más o menos, la panza de mi macho estaba llena de mis babas debido a todo lo que tenía en mi boca. Notaba como su bola se iba desinflando hasta que se guardó de nuevo. Subí a las cara de mi macho y nos fundimos en un beso de lenguas, mi macho estaba encantado pero su perra necesitaba ser montada, preñada, sentirlo dentro, arañada, que hiciese con su perra lo que deseara.

Me puse a cuatro en la cama, abrí bien las piernas y él, mi macho, se dió rápidamente la vuelta, entendió que su perra quería ser dominada. Rápidamente se montó sobre mi, notaba sus uñas desgarrando la fina piel de los costados, notaba un escozor maravilloso, pues sentía la dominación de mi macho. Sentía sus jadeos y sus babas caer sobre mi nuca, como su punta buscaba mi agujero para la penetración y dejar a su perra satisfecha. Bajé un poco las caderas para facilitar el trabajo y de repente... noté un dolor insoportable en la zona de mi ano, me estaba haciendo un anal, cada movimiento era una espada desgarrando cada centímetro de mi ano, las lágrimas caían, mordía la almohada con rabia, me estaba partiendo y mi ano no estaba preparado. Mi macho siguió como si nada, yo como su perra ni un quejido, ni un basta, todo era ahogado en la almohada. Cada embestida, cada jalón, cada movimiento era de verdad insoportable, no podía más, decidí parar pero al intentar zafarme Danko sacó el macho y empezó a gruñir, nunca lo había echo, así pues como pude aguante las embestidas de mi macho. Muy poco a poco, de verdad, notaba ese dolor insufrible pero debido a la situación, al gruñido o al sentirme inferior a él empecé a sentir placer, muy leve, pero debía concentrarme en ese leve placer y darle a mi macho ese gusto. Así pues, aguanté como pude las embestidas de mi macho mientras yo, para darme algo más de placer y ayudarme a aguantar ese gran dolor, me empecé a masturbar. Ahí si empecé a disfrutar de la montada, ya me daba igual el dolor, solo pensaba en mi macho, de repente en todo el frenesí, sudando a chorros por el dolor y la tremenda cogida, mi macho empezó a llenarme el culo de su semen, gracias a dios, su bola no consiguió entrar en mi ano, y ya os digo que fuerza hizo pero mi ano no dilató lo suficiente para que entrara. Mi macho se bajó, notaba como su semen caía de mi ano, no le lamió por lo que entendí que quería que corriera su semen así pues empecé yo a limpiarle su pene para saborear su preciado néctar. Al terminar vi que no solo salía semen pues estaba con un tinte rojo, era mi sangre, mi macho me había roto, literalmente el ano, y se le veía encantado, yo me tumbé a descansar pues la verdad estaba cansadísima después de todo, mi macho se tumbó a mi lado y nos quedamos dormidos.

Mi amante cánido 2

 Me desperté y empecé a recordar lo que había sucedido la noche anterior, Danko ya no estaba en la cama así pues me levanté y me fui al salón a preparar el desayuno como cada mañana. Ahí estaba mi macho en el salón que nada más verme vino hacia mí así pues yo me arrodillé para saludarlo:

+ Hola mi macho, ¿Dormiste bien? Tu perrita durmió como una cachorrita - le dije acariciándole la cabeza mientras intercambiamos saliva a través de nuestras lenguas.

Serví a mi macho su desayuno e hice el mio. Nada más terminar me vestí y fui a sacar a Danko para que haga sus cosas.

Salimos como siempre al campo y le solté para que haga sus cosas y corra detrás de un animal o lo que sea. El paseo transcurría tranquilamente pero de repente Danko vino hacia mí y se levantó a dos patas y empezó a lamerme la cara lo cual fue correspondido por mi dando lametones en su lengua. Obviamente me percaté de que nadie estuviera por esa zona. Danko empezó a olfatear mi vagina, a lo cual está empezó a mojarse, yo apartaba a Danko pues no estábamos en la intimidad de nuestra casa, cualquier persona podría pasar por allí y ver a Danko entre mis piernas dando lametones y s ver cómo se lo explicaría:

+Danko por dios aquí no, cuando lleguemos a casa montas a tu perra pero aquí nos pueden ver - dije intentando calmar a mi macho

Era inútil, Danko seguía insistiendo más y más, se paraba a dos patas para intentar tirarme al suelo, estaba descontrolado, no sé que le pasó en ese momento pero estaba dispuesto ha hacer lo que fuera para montar a su hembra. No me quedaba otra que ceder estaba a punto de tirarme y obviamente una perra no puede decir que no a su macho:

+Danko calma, vamos a buscar un sitio apartado y montas a tu hembra - dije insistiendo en zafarme de él.

Conseguí quitarlo de encima y le coloqué la correa, empezamos a caminar campo a través, mi vagina empezaba a estar mojada, sabía lo que esperaba. Danko, de vez en cuando volvía a las suyas, yo le pedía un poco de paciencia hasta que vi unos matorrales apartados y le llevé allí.

Nos metimos detrás de los matorrales, me quité la camiseta dejando mis pechos al aire y puse la camiseta en el suelo, nada más agacharme Danko se ponía en posición para penetrarme:

+Ains mi macho, espérate que la perra se posicione - dije quitándome los vaqueros y las bragas.

Danko entendió que iba a montar a su hembra, se sentó y empezó a lamer su pene que aún estaba en su funda pero salía la punta. Doblé mi ropa y la dejé a un lado, miré a mi macho y no podía dejar que él se lamiera eso es trabajo de su hembra. Me paré al lado suyo y empecé a acariciar su lomo, mi mano bajó a su pene y empecé a masturbarle. Él se puso a cuanto en posición normal, así pues como instinto metí la cabeza por un lado y empecé a lamer su punta mientras seguía masturbarle. Se quedó quieto y entendí que le gustaba, así pues me esmeré para que desenfundara su pene y lamerselo entero. Por fin llegó, su pene salió de su funda y su perra empezó ha hacer su primer oral. Joder que bien sabía, era muy distinto al de los hombres, pero sinceramente... su sabor me gusta más. La metía en mi boca, apretaba con los sabios ese pedazo de carne mientras con las lengua repasaba su punta dentro de mi boca. De repente Danko empezó ha hacer movimientos de cópula en mi boca, su pene llegaba hasta mi garganta me encantaba ver cómo Danko se estaba cogiendo mi boca. Abrí la boca y me quedé parada mientras Danko hacía movimientos penetrantes. Las arcadas venían, yo las aguantaba cómo podía, mi baba caía a chorro hacia mis senos desnudos, mis manos manoseaban los testículos de Danko, él jadeaba mientras la boca de su perra esperaba la siguiente embestida. De repente Danko se paró, un enorme reguero de semen inundó mi boca, de textura más líquida pero abundante fue deslizándose por mi garganta mientras me dejaba un sabor muy agradable a mis papilas gustativas.

Yo estaba súper excitada quería sentir el pene de mi macho dentro mia, no aguantaba más, me puse en posición, a cuatro patas con los glúteos de frente a Danko, no tardó mucho, sentí su enorme peso sobre mi estapalda, su pene intentando buscar algún agujero. Bajé la cadera para facilitar que lo encontrase y de una insertó su miembro en mi vagina. La vagina me ardía, el dolor era muy grande, pero de mi boca no salió ni un solo quejido. Danko empezó a moverse brutalmente, cada embestida era como una estocada en el fondo de mi vagina, la otra vez no fue así, ahora estaba desatado y estaba marcando quien era el alfa. El dolor me superaba pero debía aguantar o eso quería, algunas lágrimas bajaban por mis mejillas, Danko con sus patas apostadas en mis costillas hincaba sus uñas en ellas sintiendo más dolor. Suspiré en medio de tal acción, debía concentrarme en dar placer a mi macho, pues él estaba esmerandose para definir su posición encima de su perra marcandome con sus uñas y sus babas que caían en el principio de la espalda y cuello. El dolor inmenso empezó a aminorar, mi vagina se estaba haciendo a tan brutal cogida, el placer se empezó a abrir paso al dolor, Danko seguía con su empeño de preñar a su perra, y yo, su perra, en que mi macho me preñe.

Mis piernas me temblaban de la posición y del placer mi cuerpo empezó a prepararse para el orgasmo que se acercaba. La piel se me erizó, mi espalda se arqueó, notaba como un enorme chorro de fluidos estaba cayendo desde lo más adentro de mi ser. Mi macho jadeaba más y más yo ya no podía controlar mis gemidos, mi cerebro está en éxtasis, la mente se me nubló, olvidé que no estaba en la intimidad de mi casa y mis gemidos a fueron subiendo de tono.

Danko aminoró las embestidas se quedó y noté como su bola empezaba a abrirse paso por mis labios vaginales para taponarme lo que estaba a punto de venir. Sentí como un enorme reguero de semen de mi macho inundaba mi vagina, ya dejó satisfecha a su perra, espere a que se saliera su bola de mi ser, estuvimos un rato pegados. Después de un rato saco su pene, y de mi vagina salió una gran cantidad de semen mezclado con mi flujo el cual mi macho empezó a lamer dejándome bien limpia por fuera y dentro, provocándome más placer y otro orgasmo.

Atontada por la enorme cogida me vestí como pude, notando como seguía cayendo nuestros flujos mezclados por mis piernas, algo que me encantaba. Llegamos a la casa y mi macho volvería a por su perra pero eso será en el siguiente relato pues fue muy especial.

Me convierto en perra Cap. 1

Continuaba comiendo de mi cuenco mientras mi macho me miraba orgulloso. El pienso (no voy a negarlo) no está tan horrible como parece, está ...