Mi amante cánido 2

 Me desperté y empecé a recordar lo que había sucedido la noche anterior, Danko ya no estaba en la cama así pues me levanté y me fui al salón a preparar el desayuno como cada mañana. Ahí estaba mi macho en el salón que nada más verme vino hacia mí así pues yo me arrodillé para saludarlo:

+ Hola mi macho, ¿Dormiste bien? Tu perrita durmió como una cachorrita - le dije acariciándole la cabeza mientras intercambiamos saliva a través de nuestras lenguas.

Serví a mi macho su desayuno e hice el mio. Nada más terminar me vestí y fui a sacar a Danko para que haga sus cosas.

Salimos como siempre al campo y le solté para que haga sus cosas y corra detrás de un animal o lo que sea. El paseo transcurría tranquilamente pero de repente Danko vino hacia mí y se levantó a dos patas y empezó a lamerme la cara lo cual fue correspondido por mi dando lametones en su lengua. Obviamente me percaté de que nadie estuviera por esa zona. Danko empezó a olfatear mi vagina, a lo cual está empezó a mojarse, yo apartaba a Danko pues no estábamos en la intimidad de nuestra casa, cualquier persona podría pasar por allí y ver a Danko entre mis piernas dando lametones y s ver cómo se lo explicaría:

+Danko por dios aquí no, cuando lleguemos a casa montas a tu perra pero aquí nos pueden ver - dije intentando calmar a mi macho

Era inútil, Danko seguía insistiendo más y más, se paraba a dos patas para intentar tirarme al suelo, estaba descontrolado, no sé que le pasó en ese momento pero estaba dispuesto ha hacer lo que fuera para montar a su hembra. No me quedaba otra que ceder estaba a punto de tirarme y obviamente una perra no puede decir que no a su macho:

+Danko calma, vamos a buscar un sitio apartado y montas a tu hembra - dije insistiendo en zafarme de él.

Conseguí quitarlo de encima y le coloqué la correa, empezamos a caminar campo a través, mi vagina empezaba a estar mojada, sabía lo que esperaba. Danko, de vez en cuando volvía a las suyas, yo le pedía un poco de paciencia hasta que vi unos matorrales apartados y le llevé allí.

Nos metimos detrás de los matorrales, me quité la camiseta dejando mis pechos al aire y puse la camiseta en el suelo, nada más agacharme Danko se ponía en posición para penetrarme:

+Ains mi macho, espérate que la perra se posicione - dije quitándome los vaqueros y las bragas.

Danko entendió que iba a montar a su hembra, se sentó y empezó a lamer su pene que aún estaba en su funda pero salía la punta. Doblé mi ropa y la dejé a un lado, miré a mi macho y no podía dejar que él se lamiera eso es trabajo de su hembra. Me paré al lado suyo y empecé a acariciar su lomo, mi mano bajó a su pene y empecé a masturbarle. Él se puso a cuanto en posición normal, así pues como instinto metí la cabeza por un lado y empecé a lamer su punta mientras seguía masturbarle. Se quedó quieto y entendí que le gustaba, así pues me esmeré para que desenfundara su pene y lamerselo entero. Por fin llegó, su pene salió de su funda y su perra empezó ha hacer su primer oral. Joder que bien sabía, era muy distinto al de los hombres, pero sinceramente... su sabor me gusta más. La metía en mi boca, apretaba con los sabios ese pedazo de carne mientras con las lengua repasaba su punta dentro de mi boca. De repente Danko empezó ha hacer movimientos de cópula en mi boca, su pene llegaba hasta mi garganta me encantaba ver cómo Danko se estaba cogiendo mi boca. Abrí la boca y me quedé parada mientras Danko hacía movimientos penetrantes. Las arcadas venían, yo las aguantaba cómo podía, mi baba caía a chorro hacia mis senos desnudos, mis manos manoseaban los testículos de Danko, él jadeaba mientras la boca de su perra esperaba la siguiente embestida. De repente Danko se paró, un enorme reguero de semen inundó mi boca, de textura más líquida pero abundante fue deslizándose por mi garganta mientras me dejaba un sabor muy agradable a mis papilas gustativas.

Yo estaba súper excitada quería sentir el pene de mi macho dentro mia, no aguantaba más, me puse en posición, a cuatro patas con los glúteos de frente a Danko, no tardó mucho, sentí su enorme peso sobre mi estapalda, su pene intentando buscar algún agujero. Bajé la cadera para facilitar que lo encontrase y de una insertó su miembro en mi vagina. La vagina me ardía, el dolor era muy grande, pero de mi boca no salió ni un solo quejido. Danko empezó a moverse brutalmente, cada embestida era como una estocada en el fondo de mi vagina, la otra vez no fue así, ahora estaba desatado y estaba marcando quien era el alfa. El dolor me superaba pero debía aguantar o eso quería, algunas lágrimas bajaban por mis mejillas, Danko con sus patas apostadas en mis costillas hincaba sus uñas en ellas sintiendo más dolor. Suspiré en medio de tal acción, debía concentrarme en dar placer a mi macho, pues él estaba esmerandose para definir su posición encima de su perra marcandome con sus uñas y sus babas que caían en el principio de la espalda y cuello. El dolor inmenso empezó a aminorar, mi vagina se estaba haciendo a tan brutal cogida, el placer se empezó a abrir paso al dolor, Danko seguía con su empeño de preñar a su perra, y yo, su perra, en que mi macho me preñe.

Mis piernas me temblaban de la posición y del placer mi cuerpo empezó a prepararse para el orgasmo que se acercaba. La piel se me erizó, mi espalda se arqueó, notaba como un enorme chorro de fluidos estaba cayendo desde lo más adentro de mi ser. Mi macho jadeaba más y más yo ya no podía controlar mis gemidos, mi cerebro está en éxtasis, la mente se me nubló, olvidé que no estaba en la intimidad de mi casa y mis gemidos a fueron subiendo de tono.

Danko aminoró las embestidas se quedó y noté como su bola empezaba a abrirse paso por mis labios vaginales para taponarme lo que estaba a punto de venir. Sentí como un enorme reguero de semen de mi macho inundaba mi vagina, ya dejó satisfecha a su perra, espere a que se saliera su bola de mi ser, estuvimos un rato pegados. Después de un rato saco su pene, y de mi vagina salió una gran cantidad de semen mezclado con mi flujo el cual mi macho empezó a lamer dejándome bien limpia por fuera y dentro, provocándome más placer y otro orgasmo.

Atontada por la enorme cogida me vestí como pude, notando como seguía cayendo nuestros flujos mezclados por mis piernas, algo que me encantaba. Llegamos a la casa y mi macho volvería a por su perra pero eso será en el siguiente relato pues fue muy especial.

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