Llegué a casa con Danko, notaba como nuestros flujos continuaban cayendo de mi vagina por mis piernas, era algo muy especial para mí pues sentía la semilla de mi macho en el interior de mi vagina goteando hacia el exterior. Solté a Danko nada más entrar en casa y acto seguido metió su hocico entre mis piernas:
+ Danko mi amor, espérate que te prepararé algo rico está vez - le dije acariciando su cabeza.
Rauda fui a mi habitación, Danko me seguía y entramos en la habitación, Danko todo el rato le buscaba pero yo quería hacer gozar a mi macho como nunca. Me desnudé y me subí a la cama, él nada más verme subió a la cama y se quedó parado como esperando a ver qué hacía. Como pude le tumbé en la cama panza arriba y empecé a besar su panza. Poco a poco fui bajando hasta llegar a su pene que todavía estaba enfundado. Empecé a lamer la funda recorriéndola entera hasta llegar a sus testículos, los cuales me metí en la boca y empecé a jugar con ellos con mi lengua. Parecía que le encantaba pues no paraba de menear el rabo y la punta empezó a asomarse. Seguí con sus testículos en mi boca saboreandolos mientras los repasaba con la lengua. Subí hasta su pene lamiendo cada centímetro de su funda hasta llegar a la punta que asomaba, empecé a lamer. Metí la punta en mi boca, y empecé ha hacerle una buena mamada a mi macho mientras le masajeaba los testículos. Su pene reacción y salió entero de su funda, aproveché para seguir con la mamada mientras me metía todo su pene en las boca, me costaba, no voy a mentir, variadas aceradas me venían pero yo seguía y aguantaba para darle el mayor placer a mi macho. Continué haciendo movimientos con mi boca sacandomela casi entera y trangadomela entera. Danko estaba quieto, no hacía nada, se le veía disfrutar pues solo jadeaba y eso me ponía a mil. Empecé a mover mi boca rápidamente, estaba tan excitada que el placer gobernaba mi cuerpo, no era Samara, era una perra en celo dando placer a mi macho alfa. Danko hizo un movimiento rápido con la cadera lo cual produjo que su pene se incrustara en mi boca mientras esta se llenaba del dulce néctar de mi macho y veía como su bola salía, la cual después de tragarme tan delicioso fluido aproveché para introducirlo en mi boca. Se sentía raro, el sabor de bola no lo puedo describir pero ya os digo que placentero era y mucho, mi vagina producía flujo a montón. Notaba los latidos del corazón de mi macho en mi boca y eso me volvía loca, quería que me montara, pero quería que terminara el oral (se le bajara la bola) y entonces ahí sí que coja a esta perra en celo. Pasaron 10 minutos más o menos, la panza de mi macho estaba llena de mis babas debido a todo lo que tenía en mi boca. Notaba como su bola se iba desinflando hasta que se guardó de nuevo. Subí a las cara de mi macho y nos fundimos en un beso de lenguas, mi macho estaba encantado pero su perra necesitaba ser montada, preñada, sentirlo dentro, arañada, que hiciese con su perra lo que deseara.
Me puse a cuatro en la cama, abrí bien las piernas y él, mi macho, se dió rápidamente la vuelta, entendió que su perra quería ser dominada. Rápidamente se montó sobre mi, notaba sus uñas desgarrando la fina piel de los costados, notaba un escozor maravilloso, pues sentía la dominación de mi macho. Sentía sus jadeos y sus babas caer sobre mi nuca, como su punta buscaba mi agujero para la penetración y dejar a su perra satisfecha. Bajé un poco las caderas para facilitar el trabajo y de repente... noté un dolor insoportable en la zona de mi ano, me estaba haciendo un anal, cada movimiento era una espada desgarrando cada centímetro de mi ano, las lágrimas caían, mordía la almohada con rabia, me estaba partiendo y mi ano no estaba preparado. Mi macho siguió como si nada, yo como su perra ni un quejido, ni un basta, todo era ahogado en la almohada. Cada embestida, cada jalón, cada movimiento era de verdad insoportable, no podía más, decidí parar pero al intentar zafarme Danko sacó el macho y empezó a gruñir, nunca lo había echo, así pues como pude aguante las embestidas de mi macho. Muy poco a poco, de verdad, notaba ese dolor insufrible pero debido a la situación, al gruñido o al sentirme inferior a él empecé a sentir placer, muy leve, pero debía concentrarme en ese leve placer y darle a mi macho ese gusto. Así pues, aguanté como pude las embestidas de mi macho mientras yo, para darme algo más de placer y ayudarme a aguantar ese gran dolor, me empecé a masturbar. Ahí si empecé a disfrutar de la montada, ya me daba igual el dolor, solo pensaba en mi macho, de repente en todo el frenesí, sudando a chorros por el dolor y la tremenda cogida, mi macho empezó a llenarme el culo de su semen, gracias a dios, su bola no consiguió entrar en mi ano, y ya os digo que fuerza hizo pero mi ano no dilató lo suficiente para que entrara. Mi macho se bajó, notaba como su semen caía de mi ano, no le lamió por lo que entendí que quería que corriera su semen así pues empecé yo a limpiarle su pene para saborear su preciado néctar. Al terminar vi que no solo salía semen pues estaba con un tinte rojo, era mi sangre, mi macho me había roto, literalmente el ano, y se le veía encantado, yo me tumbé a descansar pues la verdad estaba cansadísima después de todo, mi macho se tumbó a mi lado y nos quedamos dormidos.
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