Me follo al amigo de mi hijo parte 2

 

A la mañana siguiente me desperté a las 7 de la mañana cuando los rayos de Sol empezaron a inundar mi habitación. Mi felicidad fue al saborear mi boca y saborear de nuevo lo poco que quedaba del sabor tan agradable que Gorka me había proporcionado. Me levanté y la casa estaba en silencio como si no tuviera visita, me asomé a la habitación de mi hijo y estaba dormido como un troco, después miré la habitación de invitados y Gorka también estaba en los mundos de Morfeo. Tuve el pensamiento de pasar y que me cogiera de nuevo, pero no podía arriesgarme a que mi hijo se despertara y escuchara a su madre gemir cual perra en celo empalada por el miembro descomunal de su amigo. Procedí a retirarme pero una voz ronca de recién despertado salió del fondo de la habitación:

- Buenos días, veo que viniste a por más – dijo Gorka desde su cama

+ No, no solo vine a ver si estabas bien, siempre lo hago – Dije desde el quicio de la puerta

- Pues estoy bien, pero si vienes estaré mejor – Dijo con una carcajada

+ No, no podemos, como se levante mi hijo no quiero que vea a su madre insertada por su mejor amigo – Dije mientras controlaba mi impulso de ir y que me diera semejante cogida.

- Se buena  y ven a satisfacerme anda – me dijo en tono viril y dominante.

+ Pero no podemos hacer mucho ruido – le dije entrando en la habitación cerrando la puerta, quitándome la ropa y metiéndome en la cama.

Él se sacó los calzones y se destapó:

- Venga ve a darle los buenos días a mi polla como se merece – me dijo colocándose más en el centro de la cama

Me coloqué entre sus piernas, su pene aún estaba flácido, lo agarré con mi mano, empecé a masturbarlo para que se fuera despertando, lentamente, mi cabeza decía “rápido, tu hijo” mi deseo me decía “qué más da, disfruta de esta bendición”. El deseo pudo a lógica así pues no dudé y empecé a lamérsela cual perra en celo, no pudo evitar soltar un suspiro, no dejaba de lamérsela y de metérmela casi entera en mi boca, de lamerle sus testículos, sabia a gloria y su pene ya estaba dura como una piedra. Comencé a mamársela cada vez más deprisa, con más fuerza, sobándole los testículos y agarrando su verga con mis dos manos para poder chupársela mejor, rodeando su capullo con mi lengua, deseando que me cogiera ya, mi vagina gritaba y soltaba flujos pidiendo que fuera penetrada:

+ Gorka por dios, hazme tuya, no puedo esperar más voy a explotar – le dije entre lamida y lamida.

- Pues venga perra, móntate sobre mi polla y disfruta del empalamiento – me dijo entre gemidos.

No lo dudé, solté su pene y me puse de cuclillas, con mi mano derecha guie su pene hacia la entrada de mi deseosa y chorreante vagina. De una dejé caer mi cuerpo soltando un tremendo gemido de placer al sentir ese trozo de carne abriéndose paso por mi vagina y rebotando contra lo más hondo de mi vagina. Empecé a cabalgar, haciendo sentadillas, sacándola casi entera de mi vagina y dejando caer mi peso sobre ella, pero esta vez tapándome yo misma la boca pues no podía gemir fuerte ya que mi hijo podía oír a su madre gemir como perra, mientras Gorka estiraba y retorcía con fuerza mis pezones dándome mucho más placer. Dejé de cabalgar de esa manera pues las piernas me temblaban de placer, notaba que tras orgasmo mi vagina pedía más y más, así pues, estiré mis piernas hacia la almohada y mi cuerpo hacia atrás, haciendo pequeños círculos con mi cadera mientras me masturbaba el clítoris. Dios que placer sentía, y el cabrón no se venía aunque yo no quería parar pues estaba en la gloria. Cambié de posición una especie de misionero pero yo encima. Gorka agarró mis nalgas con fuerza y empezó a hacer fuertes penetraciones mientras nos besábamos, al menos yo para ahogar los chillidos que iba a soltar. Empezó a darme más fuerte, más rápido, con mucha más intensidad, hasta que paró de pronto y noté como fuertes trallazos de semen inundaban mi vagina. Caí rendida después de bastantes orgasmos, al sacarme el pene de Gorka y tumbarme a su lado, notaba como nuestras corridas se juntaban en mi vagina y caían por mis muslos en forma de hilillo, hasta que caí en la cuenta.

+ Gorka… te corriste dentro – dije con la cara pálida

- No creo que por una vez te deje preñada – respondió calmándome

+ Bueno, pero no lo hagas más, te pondrás condón – Dije pensando “debo comprar la píldora”

- Ya iremos viendo, pero ahora sal y haznos el desayuno perra – me dijo con autoridad

Así pues me vestí, me escurrí en el baño y fui a hacer el desayuno, no sin antes mirar que mi hijo seguía dormido, lo cual me tranquilizó.

 

Muchas gracias por leerme, espero que os guste, os leo en los comentarios.

Besos

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